IRREGULARIDADES EN EL PATRÓN DE INGESTA
El estilo de vida del adolescente le lleva con frecuencia a comer fuera de casa, suprimiendo o
restringiendo comidas, que son reemplazadas
muchas veces por pequeñas ingestas entre las comidas principales.
Éstas disminuyen el apetito, suelen tener bajo poder nutritivo y alto valor calórico, favoreciendo
además problemas como la obesidad,
caries dental y malos hábitos
dietéticos.
La asistencia frecuente a restaurantes de comidas rápidas, y
la disponibilidad de alimentos precocinados
en el propio domicilio, han contribuido también a cambios de hábitos
alimentarios, con mayor consumo de grasa total, grasa saturada, colesterol,
azúcares y sodio, y un menor consumo de fibra, frutas y vegetales, incluso con déficits de
micronutrientes, vitaminas y minerales, alejándose cada vez más de la dieta mediterránea tradicional. En casa, el
hábito de estar muchas horas ante la televisión, y la inactividad física y
sedentarismo facilitan asimismo el picoteo.
En concreto, 1 de cada 45 adolescentes no desayuna o hace un
desayuno muy escaso, argumentando falta
de tiempo, de apetito o por falta de costumbre, lo que probablemente conlleva
dificultades en el aprendizaje y rendimiento escolar. Este hecho es más patente
a partir de los 14 años, llegando a un máximo a los 18 años de edad, donde el
15% de la población española no desayuna.
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